La Hermandad, a partir de finales de los años veinte del siglo XVII, entraría en un periodo de letargo hasta 1671. El propio decreto de reducción de Hermandades, la gran riada de 1626, la guerra con Francia y la sublevación de Portugal y Cataluña arruina la hacienda Real, en 1649 en la gran peste muere la mitad de la población de Sevilla. De esta época de decadencia tan solo se conserva un Libro de Cabildos, en muy mal estado, que da comienzo en 1618 y termina en 1646, no existen datos desde 1646 y hasta 1671.
Según el investigador Juan Carrero también existe en el Archivo General del Arzobispado un documento fechado el 2 de Septiembre de 1936 en el que se aprueban los veintiún Capítulos de las nuevas Reglas de la Hermandad del Amor de Jesucristo, Entrada en Jerusalén que hizo Su Majestad y Madre de Dios del Socorro, y en la que se establece la Estación de Penitencia en la tarde del Miércoles Santo. Más adelante se sabe que la Cofradía se regía por unas Reglas aprobadas en el año 1646, cuyo contenido se desconoce. Si se conserva el Libro de Cabildos que va desde 1671, año de la reorganización de la Hermandad, hasta 1803. Prueba de la reactivación de la vida de Hermandad es la aprobación de unas nuevas Reglas, censuradas por el Licenciado Martínez, fiscal del Arzobispado, el 26 de Octubre de 1676, y posteriormente aprobadas por el Provisor D. Gregorio Bastán y Arostegui, el 4 de Diciembre del mismo año.
En estas Reglas se instituye la celebración de Cultos para conmemorar la Exaltación de la Santa Cruz. En ese año de 1676 vuelve a hacer Estación de Penitencia a la Catedral y se titulaba del Santísimo Cristo Entrando en Jerusalén, Madre de Dios del Socorro y Amor de Cristo y Redentor Nuestro bajo la protección de Nuestro Patrón Santiago el Mayor.
Reglas 1676 Fruto de la reorganización iniciada en 1671 y del importante aumento del número de Hermanos, y por lo tanto de ingresos, es el encargo de un nuevo paso para el Cristo del Amor. En un principio se encarga la canastilla al escultor Sebastián Rodríguez, discípulo del ya fallecido Juan de Mesa y vecino de la collación de San Marcos, en 1685. En vista de que no concluyó su obligación por marchar a la Indias y posterior fallecimiento, se decidió encargar el trabajo a Francisco Antonio (Ruiz) Gijón, vecino de Santa Lucia, el 16 de Junio 1694, debía de ser de madera de cedro, que ha de llevar cuatro Evangelistas y cuatro historietas metidas en sus tarjas con dos Ángeles a los lados, todo entallado y un pelícano al pie del Santo Cristo, todo a costa de trecientos ducados de vellón. El trabajo debía ser entregado para la Semana Santa de 1695.
A finales de este siglo pudo realizar el propio Pedro Roldán o su círculo la talla de las Imágenes del Paso del Misterio de la Sagrada Entrada en Jerusalén inspirándose en la Puerta de las campanillas de la Catedral.