Martes 21 de Abril. Oraciones para el Martes de Hermandad.

En estos momentos en que no podemos reunirnos en la Eucaristía nos acogemos en torno a Nuestros Titulares de forma que nos sintamos unidos en Hermandad, al no poder hacerlo de forma presencial.
Aprovechamos este momento para rezar por nuestros hermanos difuntos y aquellos que padezcan alguna dolencia en su cuerpo o en su alma e invocamos el auxilio a Dios Nuestro Señor que es Amor y que presentamos bajo el Socorro de Su Madre, María Santísima, en la forma en que lo hacemos semanalmente:
-Por nuestros hermanos enfermos y por aquellos contagiados con el Coronavirus, para que experimentando el misterio de la Cruz sientan también el Socorro cercano y maternal de la Virgen. Roguemos al Señor.
Cristo del Amor escucha y ten piedad de nosotros.
-Por nuestros hermanos difuntos, especialmente por nuestra hermana Vevi y por todos aquellos que han fallecido por efecto de esta pandemia, para que el Amor de Dios los acoja bonsadosamente, los purifique con su misericordia y los revista de inmortalidad. Roguemos al Señor.
Cristo del Amor escucha y ten piedad de nosotros.

Terminamos todos unidos con la oración del Papa Francisco para rezar por los afectados por el coronavirus:
Oh María,
tu resplandeces siempre en nuestro camino
como signo de salvación y de esperanza
Confiamos en ti, Salud de los enfermos,
que junto a la cruz
te asociaste al dolor de Jesús,
manteniendo firme tu fe.
Tú, salvación del pueblo romano
sabes lo que necesitamos
y estamos seguros de que proveerás
para que, como en Caná de Galilea
pueda volver la alegría y la fiesta
después de este momento de prueba
Ayúdanos, Madre del Divino Amor,
a conformarnos a la voluntad del Padre
y hacer lo que nos diga Jesús
que ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos
y se ha cargado con nuestros dolores
para llevarnos, a través de la cruz
a la alegría de la resurrección. Amén.
Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios;
no deseches las oraciones
que te dirigimos
en nuestras necesidades,
antes bien
líbranos de todo peligro,
¡oh Virgen gloriosa y bendita!
¡Amén!

De los libros de san Fulgencio de Ruspe, obispo, a Mónimo (Libro 2,11-12: CCL 91, 46-48)

SACRAMENTO DE UNIDAD Y DE CARIDAD

La edificación espińtuał del cuerpo de Cristo, que se realize en la caridad (según la expresión del bienaventurado Pedro, las piedras vivas entran en la construcción del tempìo del Espíritu, formando un sacerdocio sagrado; para ofrecer sacrîficios espirituales que Dios acepta por Jesucristo), esta edificación espiritual, repito, nunca se pide más oportunamente que cuando el cuerpo de Cristo, que es la Iglesia; ofrece el mismo cuerpo y la misma sangre de Cristo en el sacramento del pan y del căliz: El căliz que bebemos es comunión con la sangre de Cristo, y el pan que partimos es comunión con el cuerpo de Cristo; el pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque comemos todos del mismo pan.

Y Io que en consecuencia pedimos es que con la misma gracia con la que la Iglesia se construyó en cuerpo de Cristo, todos los miembros, unidos en la caridad, perseveren en la unidad del mismo cuerpo, sin que su unión se rompa.

Esto es to que pedirnos que se reałice en nosotros par gracia del Espíritu, que es eł mismo Espíritu del Padre y del Hijo; porque la Santa Trinidad, en la unidad de naturaleza, ìgualdad y caridad, es el único, solo y verdadero Dios, que santifica en la unidad a los que adopta.

Por to cual dice la Escritura: El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado.

Pues el Espíritu Santo, que es el mismo Espíritu del Padre y del Hijo, en aquellos a quienes concede la gracia de la adopción divina, realiza to mismo que llevó a cabo en aquellos de quienes se dice, en el libro de los Hechos de los apóstoles, que habían recibido este mismo Espíńtu. De ellos se dice, en efecto: En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían Io mismo; pues el Espíritu único del Padre y del Hijo, que, con el Padre y el Hijo es el único Dios, había creado un solo corazón y una sofa alma en la muchedumbre de los creyentes.

Por to que el Apóstol dice que esta unidad del Espíritu con el vínculo de la paz ha de

ser guardada con toda solicitud, y aconseja así a los Efesios: Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis, como pide la vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables; sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu, con el vínculo de la paz.

Dios acepta y recibe con agrado a la Iglesia como sacrificio cuando la Iglesia conserva la caridad que derramó en ella el Espíritu Santo: así, si la Iglesia conserva la caridad del

Espíritu, puede presentarse ante el Señor como una hostia viva, santa y agradable a Dios.

Responsorio Jn 17, 20. 21. 22. 18

 Yo te ruego por todos los que han de creer en mí, para que todos sean uno, así como tú, Padre, estás en mí y yo en ti. Yo les he dado la gloria que tú me diste; * para que sean uno, como nosotros somos uno. Aleluya.

  1. Como tú me enviaste at mundo, así también yo los he enviado at mundo.
  2. Para que sean uno, como nosotros somos uno. Aleluya.

Oración

Oremos:

Te pedimos, Señor, que nos hagas capaces de anunciar la victoria de Cristo resucitado, y pues en ella nos has dado la prenda de los dones futuros, haz que un dia los poseamos en plenitud. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es

Nuestra Señora del Socorro, ruega por nosotros.