Martes 28 de Abril. Oraciones para el Martes de Hermandad.

Oración del Papa Francisco para rezar por los afectados por el coronavirus:
Oh María,
tu resplandeces siempre en nuestro camino
como signo de salvación y de esperanza
Confiamos en ti, Salud de los enfermos,
que junto a la cruz
te asociaste al dolor de Jesús,
manteniendo firme tu fe.
Tú, salvación del pueblo romano
sabes lo que necesitamos
y estamos seguros de que proveerás
para que, como en Caná de Galilea
pueda volver la alegría y la fiesta
después de este momento de prueba
Ayúdanos, Madre del Divino Amor,
a conformarnos a la voluntad del Padre
y hacer lo que nos diga Jesús
que ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos
y se ha cargado con nuestros dolores
para llevarnos, a través de la cruz
a la alegría de la resurrección. Amén.
Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios;
no deseches las oraciones
que te dirigimos
en nuestras necesidades,
antes bien
líbranos de todo peligro,
¡oh Virgen gloriosa y bendita!
¡Amén!

De lcs sermones de san Agustín, obispo (n. 34,1-3. 5-6: CCL 41; 424-426)

CANTEMOS AL SEÑOR EL CÁNTîCO DEL AMOR

Cantad at Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles.

Se nos ha exhortado a cantar at Señor un cántico nuevo. El hombre nuevo conoce el cántico nuevo. Cantar es expresión de alegría y, si nos fijamos más detenidamente, cantar es expresión de amor. De modo que quien ha aprendido a amar la vida nueva sabe cantar el cántico nuevo. De modo que el cántico nuevo nos hace pensar en to que =s la vida nueva. El hombre nuevo, el cántico nuevo, el Testamento nuevo: todo pertenece al mismo y único reino. Por esto, el hombre nuevo cantarã el cántico nuevo, porque pertenece at Testamento nuevo.

Todo hombre ama; nadie hay que no ame; pero hay que preguntar qué es to que

ama. No se nos invita a no amar, sino a que elijamos to que hemos de amar. ¿Pero, cómo vamos a elegir si no somos primero elegidos, y cómo vamos a amar si no nos aman primero? Oíd at apóstol Juan: Nosotros amamos a Dios, porque él nos amó primero. Trata de averiguar de dónde le viene at hombre poder amar a Dios, y no encuentra otra razón sino porque Dios le amõ primero. Se entregó a si mismo para que le amáramos y con ello nos dìo la posibilidad y el motivo de amarle. Escuchad at apóstol Pablo que nos habla con toda claridad de la raíz de nuestro amor: El amor de Dios —dice ha sido derramado en nuestros corazones. Y, ¿de quién proviene este amor? ¿De nosotros tal vez? Ciertamente no proviene de nosotros. Pues, ¿de quién? Deì Espíritu Santo que se nos ha dado.

Por tanto, teniendo una gran confianza, amemos a Dios en virtud del mismo don que Dios nos ha dado. Oíd a Juan que dice más claramente aún: Dios es amor, y quien

permanece en el amor permanece en Dios, y Dios en él. No basta con decir: El amor es de Dios. ¿Quién de vosotros sería capaz de decir: Dios es amor? Y lo dijo quien sabía lo que se traía entre manos.

Dios se nos ofrece como objeto total y nos dice: «Amadme, y me poseeréis, porque no os es posible amarme si antes no me poseéis.»

¡Oh, hermanos e hijos, vosotros que sois brotes de la lglesia universal, semilla santa

del reino eterno, los regenerados y nacidos en Cristo! Oídme: Cantad por mí at Señor un cántico nuevo. «Ya estamos cantando», decís. Cantáis, sí, cantáis. Ya os oigo. Pero procurad que vuestra vida no dé testimonio contra to que vuestra lengua can!a.

Cantad con vuestra voz, cantad con vuestro corazón, cantad con vuestra boca, cantad con vuestras costumbres: Cantad at Señor un cántico nuevo. ¿Preguntáis qué es to que vais a cantar de aquel a quién amáis? Porque sin duda queréis cantar en honor de aquel a quien amáis: preguntáis qué alabanzas vais a cantar de él. Ya to habéis oído: Cantad at Señor un cántico nuevo. ¿Preguntáis qué alabanzas debéis cantar? Resuene su alabanza en la asamb[ea de los fieles. La alabanza del canto reside en el mismo cantor.

¿Queréis rendir alabanzas a Dios? Sed vosotros mismos el canto que vais a cantar. Vosotros mismos seréis su alabanza, si vivís santamente.

Responsorio Rm 6, 4; 1 Jn 3, 23; Jdt 16, 15

  1. Así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva. * Amémonos mutuamente conforme at mandamiento que nos dio. Aleluya.
  2. Cantemos un himno at Señor, cantemos a nuestro Dios un cántico nuevo.
  3. Amémonos mutuamente conforme at mandamiento que nos dio. Aleluya.

Oración

Oremos:

Te pedimos, Señor, que nos hagas capaces de anunciar la victoria de Cristo resucitado, y pues en ella nos has dado la prenda de los dones futuros, haz que un dia los poseamos en plenitud. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es

Nuestra Señora del Socorro, ruega por nosotros.